Y un día nos encontramos en el Olimpo. Dueños de casa, pero a miles de kilometros de ella, la Selección Colombia femenina selló la victoria más importante de su jóven historia al vencer sobre la hora a Alemania, frente a más de treinta mil hinchas colombianos en al Allianz Stadium de Sidney.
El fútbol tiene estas cosas en las que reconocer inferioridad a veces te pone un paso más cerca de ganar. Colombia entendió dónde y cómo podía hacerle daño a Alemania, y se aferró a un plan de juego lleno de tres atributos fundamentales: convicción, solidaridad y concentración. Así fue como un equipo corto y voluntarioso salió a usar el reloj como una excusa para ganar confianza y equiparar el partido, sabiendo que hoy en día contamos con calidad suficiente arriba para definirlo con una ráfaga de talento.
Atendiendo el plan de principio a fin, Colombia llevó el partido en el primer tiempo donde más le convino. Se jugó poco, se peleó mucho, y el tiempo fue un aliado para ir disminuyendo a un equipo Alemán que tuvo un par de opciones claras, pero se fue al camerino frustrado y con la necesidad de buscar alternativas.
Para el segundo tiempo la historia fue diferente. Colombia llevó las líneas más arriba mientras soportaba el impulso europeo, y logró poner a Linda Caicedo más cerca de una Mayra Ramirez imperial aguantando la pelota y metiendo diagonales entre los centrales. El resultado fue una pelota suelta en el area grande después de un tiro de esquina que Linda recibió sucia y la convirtió en un balón de oro. Control, regate, y al ángulo, 0-1. Una pintura.
Habiendo hecho el daño, Abadía y Marsiglia hicieron su parte. Se fue Andrade vacía de correr, y entró Leicy Santos con la expresa idea de sostener la pelota ya con una Alemania mermada y una Colombia impulsada por el gol. Luego vino Ospina por Montoya para mantener la batalla en la mitad.
Con el partido controlado, Alemania se encontró con una pelota mano a mano de Oberdorf contra Perez que terminó en un penal convertido por Popp para el empate. Un resultado que hasta el momento dejaba a Colombia con el sinsabor de haberlo tenido y el problema de resolver los últimos minutos de empuje Alemán.
En el ocaso, con los minutos de descuento martillando en las piernas de los dos equipos, la fórmula planteada por el equipo colombiano en la segunda mitad se combinó para intentar una galopada final en ataque. Santos la ganó la espalda a Oberdorf, ya completamente jugada al ataque, y rescató un rechazo de la zaga colombiana para ver a Mayra Ramirez meter la diagonal de su vida. Vino la pelota al vacío, el remate y el desvío Alemán. Tiro de esquina, la última del partido.
Catalina Usme y Leidy Santos se juntaron en el tiro de esquina y debatieron lo que parecía cuestión de Estado. Corta o vamos por todo, parecía el punto de la discusión. El debate lo ganó Santos. Usme se alejó y cuando las cosas se hacen bien, la preparación se da la mano con la oportunidad. Centro inmaculado al punto del penal, Carabalí se dejó la vida para distraer y Vanegas nos metió de cabeza al Olimpo de octavos del Mundial.
Nota:
Todo lo bueno de Colombia ha pasado de una manera o otra por los pies de Mayra Ramirez. Su disposición, talento y voluntad son el mejor resumen de este equipo. Si Linda es la esperanza de todos, Mayra es la realidad de nuestro Mundial.