Ha sido uno de los delanteros colombianos con más éxito en Europa al ganar varios títulos internacionales. Es un común denominador que los futbolistas hayan pasado momentos difíciles en su infancia y juventud y la de Bacca no es una historia que sea la excepción a la regla, al contrario, su vida es digna de película.
De la tierra del fútbol y la pesca
Cuenta la historia que a finales del Siglo XIX y comienzos del XX los obreros ingleses que trabajaban en el ferrocarril de Puerto Colombia jugaban fútbol en sus ratos libres. De ahí los colombianos de esta zona se interesaron por este deporte y comenzaron a practicarlo. Años más tarde, en 1986, nació el tercer hijo de Gilberto Bacca y Eloísa Ahumada al que llamaron Carlos Arturo. Gilberto era futbolero, le gustaba jugar de arquero, y junto con su esposa le regalaban balones y camisetas al pequeño Carlos.
Sus papás lo inscribieron en la Escuela de Fútbol de Iván Lozano, pero con el tiempo no hubo más dinero y Carlos empezó a trabajar para ayudar a la familia. Desde cientos de años atrás los Mokaná habitaban la zona y la pesca era una de las actividades principales de este pueblo amerindio. Carlitos vendió pargo, mojarra caribeña, mariscos, entre otras cosas. En 1999 participó en el Pony Fútbol con la Escuela del ‘Toto’ Rubio haciendo pareja de ataque con Fredy Montero.
Carlos Arturo Bacca les dio la satisfacción a sus papás de graduarse como bachiller y entró a estudiar mantenimiento y reparación de computadores en la Uniautónoma, hizo tres semestres y luego uno de Ingeniería Industrial. La universidad lo becó por jugar fútbol. Bacca también jugaba con la Aurora, un equipo aficionado en Puerto Colombia, y ahí se enamoró en 2004 de la sobrina de los dueños del equipo, Shayira Santiago Quiroz. En 2005 tenía la ilusión de jugar la Primera C, pero la universidad al final decidió no participar y fue un duro golpe para el delantero.
El trabajo y el amor
Transportes Amarillos patrocinaba un equipo amateur, la empresa le dio la oportunidad a Bacca de trabajar y jugar los fines de semana. Carlos entró como ayudante de bus, más adelante pasó a controlador y luego en los despachos. Él no tuvo una historia como las de otros jugadores que empezaron como arqueros o defensas y por casualidad terminaron en el ataque, no, él siempre se dedicó a hacer goles. Y como los goles valen, jugaba otros ‘picaditos’ con los que se podía ganar hasta $40.000 por partido.
“De la calle aprendí esa picardía para jugar al fútbol”, dijo alguna vez en una entrevista para la Uefa. Apodado como “Peluca”, porque era rubio y parecía que no fuera su pelo, veía lejos el fútbol hasta que en el 2006 se marchó a Barranquilla gracias al apoyo de Hugo Quiróz, amigo de Don Gilberto, que confiaba en sus condiciones. Se probó en el Junior de Barranquilla, lo dejaron y jugó un campeonato juvenil de liga donde anotó 48 goles. Shayira estudiaba ingeniería civil, no le importaba lo que pensaran los demás y apoyaba a Bacca en todo sentido, hasta le daba dinero para ir a entrenar.
David Pinillos dirigía al Barranquilla F.C y se llevó a Carlos Bacca en 2007 para actuar en la Primera B. Allí compartió con Vladimir Hernández, Teófilo Gutiérrez y Luis Carlos Ruiz. Bacca anotó 12 goles, pero no veía mucha oportunidad para que lo llevaran al Junior. Para finales de 2007, Carlos ya tenía 21 años y aún no tenía certeza de si iba a poder ser un futbolista profesional. Desde el sitio menos pensado llegaría una oportunidad sin estarla buscando.
Venezuela y su consolidación
Con motivo de la Copa América 2007 había renacido el Minervén F.C que disputaba sus partidos en Puerto Ordaz e iniciaba desde la Segunda División. Carlos Dikson Pérez fue enviado como emisario a Colombia para buscar jugadores y del Barranquilla F.C querían a Jorge Amara, Luis Coronel y Fredys Arrieta. “Llévate a ese ´pelao´ que tiene hambre y aquí en Junior no va a jugar por ahora”, le dijo Peter Kosanović, técnico del Barranquilla, a Carlos Diksen. El emisario no pudo llevar a Arrieta, que era el más esperado y llegó con el desconocido Bacca, al que le dieron de “ñapa”.
A mediados de diciembre aterrizaron los tres colombianos en Puerto Ordaz y pasaron Navidad y Año Nuevo lejos de la familia. Bacca no inició bien y el presidente ordenó que “montaran al delantero en el primer vuelo a Colombia”. El técnico José Hernández respondió: “Bacca no se va, primero me voy yo. Ese chamo trabaja como nadie. El día que explote va a ser el goleador que estamos esperando”. Así lo recordó Carlos Dikson Pérez en una crónica que escribió. De ahí en adelante explotó Bacca y no lo paró nadie.
Minervén fue subcampeón en mayo de 2008 y logró el ascenso con Carlos Bacca goleador (13 anotaciones). Julio Comesaña mandó a que trajeran a ese tal Bacca para verlo y le bastaron 40 minutos para ver su potencial. Sin embargo, lo volvieron a mandar al Barranquilla F.C y en ese segundo semestre de 2008 con 14 goles fue el máximo artillero del torneo. Ya tenía 22 años el nacido en Puerto Colombia y aún no debutaba en Primera División.
Debut y la rumba de la que aprendió
En 2009 ya no había excusa. El 1 de marzo el Junior empataba sin goles con el Pasto, a los 56 minutos salió Luis Carlos Ruiz y entró Carlos Bacca. A los 63’ y 76’ aquel joven pescador y ayudante de bus de Puerto Colombia le dio la victoria a los “Tiburones”. Fue campeón del Apertura 2010 y goleador del campeonato. “Con su primer sueldo profesional organizó una comida para toda la familia, decía que quería compartir su alegría con todos los que lo habíamos apoyado en el camino”, recordó su mamá alguna vez.
Más allá del esfuerzo siguió cometiendo errores. Rápidamente llamó la atención de los empresarios y se hablaba de clubes de Argentina e Italia. Alguna vez se encontraba en una verbena en el barrio Simón Bolívar y salió muy animado en un video junto a Hayder Palacio. Se hizo un escandalo y a Bacca lo multaron y separaron del plantel por unos días. Las ofertas de las que tanto se hablaban se cayeron. “Cuando uno empieza a ganar dinero cree que lo está ganando todo y por ahí estaba muy equivocado. Cometí errores, pero gracias a Dios de los errores se aprende y yo lo hice”, dijo años después.
En el Finalización 2011 volvió a ser campeón con Junior y a comienzo de 2012 lo fichó el Brujas. Ahí inició su carrera en Europa: Sevilla, Milán y Villarreal. En su palmarés tiene tres Europa Leagues y Shayira no solo ha sido su esposa, también su representante. Bacca ha mantenido un bajo perfil. Sus conocidos lo siguen viendo igual al niño que hasta las 9:00 pm estaba en la calle jugando fútbol y al que su hermana Esterama tenía que bañar para que la mamá no lo regañara.
“Yo era pescador, estaba en Bocas de Ceniza, nunca los dejé que siguieran esa profesión porque era muy duro, era todo el día metido en el mar. A veces cogíamos pescado, a veces no. Un sol tremendo. El estudio fue lo primero que le di, para que fuera más adelante alguien en la vida”, Gilberto Bacca, padre de Carlos Bacca.