El ‘10’ de la Selección Argentina tocó techo en el Mundial de México 1986, pero las Eliminatorias fue todo un dolor de cabeza para la ‘albiceleste’. Su máxima figura casi que no pudo jugar al 100% y todo por un golpe que no sufrió dentro sino fuera de la cancha.
Las Eliminatorias al Mundial de 1986 empezaban el 26 de mayo, pero Carlos Bilardo convocaba a los jugadores desde el 6 de mayo. Todavía quedaban 2 fechas de la Serie A y el ‘Pelusa’ desafió al Napoli para que lo dejaran ir, en ese momento no era obligatorio prestar a los futbolistas. Maradona cumplió con sus dos camisetas y viajó por 2 semanas entre Argentina e Italia. Jugó los amistosos ante Paraguay y Chile y en medio de eso se devolvía para disputar los partidos contra Udinese y Fiorentina.
Argentina debutaba ante Venezuela y 5 días antes se concentraron en Bogotá donde llegó el ‘10’. Entrenaron en El Campín, un viernes viajaron a Cúcuta y de allí por tierra a San Cristóbal en un viaje que Maradona recuerda fue “terrible” por caminos de montaña. Sin embargo, mientras caminaban al hotel al jugador del Napoli le pegaron una patada sin querer, pues muchas personas querían ver a la delegación argentina.
“Entré rengueando al hotel y me pasé toda la noche con hielo en la rodilla. Menos mal que estaba solo en la habitación, porque no me hubiera aguantado nadie. Me dormí a las 5:00 am”. Así lo escribió Maradona en su libro “Mi Mundial, Mi Verdad”. Ese día Argentina ganó 2 – 3 con doblete del ‘10’ y uno de Daniel Passarella. Más allá de eso el problema de la rodilla lo acompañaría por muchos meses más. Los dirigidos por Bilardo terminaron clasificando a ese Mundial tras un agónico empate ante Perú en El Monumental.
Lo que le sucedía a Maradona era que se le inflamaba el poplíteo y a veces no podía ni estirar la pierna, todo por esa patada de un aficionado. “Todos decían que tenía que operarme sí o sí, y que la recuperación iba a llevarme no sé cuánto tiempo. Por eso, como aquella vez en Barcelona (luego de su grave lesión de tobillo por una patada de Goikoetxea), volví a llamarlo al ‘Loco’ Oliva, que era tan loco como buen médico”.
Él le dijo que no se operaba y comenzó a infiltrarlo: “Se te va a ir aflojando de a poco”. Pero en un amistoso Maradona sintió que se le “explotó” la rodilla, se tiró al piso y comenzó a gritar de dolor. “¡Tápenlo, tápenlo!”, gritó Oliva y volvió a infiltrarlo en plena cancha. “Ahora movela”, le dice a Maradona y efectivamente se le “destrabó”. Al final el médico le dice: “¿Y dónde están ahora los que te querían operar?”. Lo demás es historia y Maradona jugó un gran Mundial donde fue campeón.