Mundial recordado por la participación activa de Benito Mussolini. El dictador incluso permitió la nacionalización de cuatro argentinos y un brasilero para hacer su selección una de las más fuertes.
España eliminó a Brasil en octavos de final e Italia a Estados Unidos por lo que debieron enfrentarse en cuartos de final. La sede fue el Estadio Giovanni Berta de Florencia y el árbitro el belga Louis Baert. Mussolini tenía una famosa frase que era: “vencer o morir” y por medio del deporte buscaba aumentar su popularidad.
Los ibéricos abrieron la cuenta a los 30 minutos con Luis Regueiro y de inmediato empezó el escándalo. La ‘azzurra’ empezó su juego fuerte y empató con un gol donde los españoles alegaron una falta contra el arquero Ricardo Zamora. Precisamente el guardameta era el capitán del equipo y figura de ‘La Roja’. En el partido anterior contra Brasil se había convertido en el primero que tapó un penal en la historia de las Copas del Mundo.
El marcador finalizó 1 – 1, en aquel tiempo no existía el desempate en tiempo extra o penales y debía jugarse otro compromiso. Lo malo era que Zamora terminó con dos costillas rotas y sus compañeros Ciriaco, Fede, Lafuente, Iraragorri, Gorostiza y Lángara también terminaron muy golpeados. Éstos siete jugadores no pudieron disputar el partido al día siguiente.
Para el desempate se designó al árbitro suizo Rene Mercet, pero su actitud no cambió. Los cronistas cuentan que Italia ganó con un polémico gol de Giuseppe Meazza y a España le anularon dos goles sin aparente explicación alguna. Los locales clasificaron y continuaron su camino hasta ganarle a Checoslovaquia en la final.
Los árbitros que dirigieron ante España jamás volverían a dirigir un partido. Además, una anécdota cuenta que el presidente de la FIFA, Jules Rimet, dijo: No sé quién organiza el Mundial ¿La FIFA o Mussolini?