En la vida como en el fútbol, nunca hay nada escrito. El conjunto ‘teutón’ es uno de los más ganadores en la historia y siempre se reconoce su seriedad como su fuerza mental. Sin embargo, los grandes también fallan y se confiaron tras una amplia diferencia.
El 16 de octubre durante la cuarta jornada clasificatoria al Mundial de Brasil 2014, la selección alemana recibió a una Suecia que venía de derrotar a Islas Feroe 1 – 2 como visitante. En el Estadio Olímpico de Berlín se disputó un partido que dejó muchas emociones.
Al final de la primera parte los locales ya ganaban 3 – 0 con goles de Miroslav Klose (x2) y Per Metersacker. Tantos que se combinaron con el cuarto gol que llegó por medio del volante Mesut Özil al comienzo del segundo tiempo. Todo parecía liquidado.
Pero los descuidos defensivos de Alemania hicieron que en 30 minutos los suecos anotaran en 4 oportunidades. Zlatan Ibrahimović (62’), Mikael Lustig (64’), Johan Elmander (76’) y Rasmus Elm (90’+3). Al final Alemania clasificó como primer del grupo y Suecia quedó eliminada en el repechaje con Portugal.