El América vs Medellín por el que se ordenó el asesinato de un árbitro

Los años 80 fueron un nuevo ‘Dorado’ en cuanto a calidad de jugadores para el fútbol colombiano. Sin embargo, todo estuvo manchado con el dinero del narcotráfico y casi ningún club se salvó de tener plata sucia. La tragedia llegó en 1989, tal vez uno de los años oscuros en la historia del país.

En 1988 secuestraron al árbitro Armando Pérez en Medellín y tras su liberación llegó con un mensaje claro: “El que pite mal, lo borramos”. El gobierno exigió garantías de juego limpio en el fútbol, tomó algunas medidas de seguridad para los árbitros y le pidió a la Superintendencia de Sociedades un informe sobre el manejo de los clubes y sus finanzas.

Por tal motivo, el campeonato de 1989 inició hasta marzo. Supuestamente ya todos los equipos tenían los papeles en regla, pero para nadie era un secreto que los grandes narcotraficantes del país tenían dinero en diversos clubes. Gonzalo Rodríguez Gacha (Millonarios), Hermanos Rodríguez Orejueja (América), Phanor Arizabaleta (Santa Fe) Pablo Escobar, Octavio Piedrahita (Pereira), Hermanos Dávila Armenta (Unión Magdalena), Ignacio Aguirre (Tolima), entre otros. Pablo Escobar usaba testaferros y las versiones apuntan a que tuvo intereses en Atlético Nacional y el DIM.

Álvaro Ortega fue un árbitro nacido en Robles, corregimiento de El Guamo en el Departamento de Bolívar. Desde 1981 se había vinculado al Colegio de Árbitros de la Liga de Fútbol del Atlántico y tuvo la oportunidad de ser juez de línea. En 1989, Ortega debutó como juez central en partidos de Primera División en la Dimayor. Aquel año, por cuestiones de transparencia y seguridad, viajaban 3 colegiados a un partido y por sorteo se designaba al central y a los jueces de línea.

Pablo Escobar y su venganza a dos históricos futbolistas

Ortega viajaba al lado de Jesús ‘Chucho’ Díaz, uno de los árbitros más importantes en la historia de Colombia. El barranquillero había dirigido en el Mundial de México 1986 y la Copa Intercontinental de 1988 entre Nacional de Uruguay y PSV Eindhoven. Orlando Reyes era el otro juez que hacía parte de la terna. El 26 de octubre de 1989, América derrotó 3 – 2 al DIM en el Pascual Guerrero.

A falta de 2 minutos, Ortega le anuló un gol de chilena a Carlos Castro por jugada peligrosa, esa anotación hubiera podido ser el empate. “Ese día yo estaba al lado del patrón y América de Cali le ganó al Medellín con la mano del árbitro. Pablo quedó muy ofendido y le ordenó a ‘Choco’ que buscara al árbitro Álvaro Ortega para matarlo”, recordó ‘Popeye’, sicario de Pablo Escobar, en un documental llamado “Los dos Escobar”.

La terna arbitral fue designada para el partido Medellín vs América del 15 de noviembre y ya ambos equipos estaban lejos de luchar por la final. ‘Chucho’ Díaz ha dicho en varias oportunidades que pidió a la Dimayor que no mandaran a Ortega, pues los ánimos seguían encendidos y la prensa había colaborado para criticar al juez bolivarense. Sobre las 2:00 pm, Ortega recibió una llamada al Hotel Nutibara donde acostumbraban alojarse.

“Álvaro se descompuso, se puso pálido. Le pregunté quién había llamado y no quiso decirme. Luego añadió que después del partido me contaba todo. Le insinué que mejor no estuviera en el juego de esa noche, pero respondió que él no se arrugaba”, dijo Díaz en una entrevista a El Espectador. Esa noche Reyes fue el central y Díaz y Ortega los jueces de línea. El partido finalizó 0 – 0 sin mayores contratiempos.

Los árbitros salieron en la patrulla de la policía y les pidieron que los dejarán cerca al hotel, iban a cenar en el restaurante Sorpresa. Mientras caminaban se bajó un individuo de un taxi, le pidió a ‘Chucho’ que se apartara y disparó en numerosas oportunidades. ‘Chucho’ alcanzó a correr al taxi y tomar por el cuello al conductor: “’Chucho’, tranquilo, no nos metas en problemas con el patrón. No te queremos hacer daño”, le decían mientras arrancaban y lo dejaban tendido.

Junto a un habitante de calle logran subir a Ortega a un carro para llevarlo de urgencias. Pero en la Clínica Soma le comunicaron que ya no podían hacer nada. Álvaro Ortega tenía 32 años y dejó a una esposa con 2 hijas. El campeonato se suspendió y quedó desierto. ‘Chucho’ Díaz renunció a Coldeportes y volvió a Medellín hasta 1994, luego del asesinato de Andrés Escobar.

author avatar
Editorial El Cinco Cero