Con la renuncia de Alberto Gamero como entrenador de Millonarios, se terminó uno de los periodos más largos de un director técnico en el fútbol profesional colombiano en el último tiempo. Después de cuatro años, el balance es debatible, tanto a nivel económico como a nivel deportivo.
A mi juicio, los procesos son de los clubes y estos, a su vez, se dividen en ciclos; como el de Alberto Gamero, que se desgastó con el tiempo sin dejar muchos títulos en la vitrina de Millonarios y ya pedía un nuevo aire, eso sí, sin ser rotulado con la palabra fracaso.
Las mayores falencias del ciclo de Gamero
Como entrenador de Millonarios, el técnico samario tuvo un rendimiento que fue creciendo muy bien con el tiempo y se estancó sobre el final. Sin embargo, mostró falencias desde sus primeros semestres.
La preparación física del plantel fue una de ellas, si bien el equipo disputó los cuadrangulares finales en todos los campeonatos, a excepción del primero, en estos partidos no se contó con el once titular con el que jugó la mayoría de compromisos del semestre. Por ejemplo, la final de la Liga 2021-I que perdió ante Deportes Tolima, no contó con su dupla habitual de centrales por lesión de ambos jugadores: Andrés Llinás y Juan Pablo Vargas.
En cambio, en la ida jugaron Andrés Murillo y Stiven Vega, y en la vuelta en El Campín repitió Murillo junto a Breiner Paz, finalmente, en los goles se ve responsabilidad de una zaga defensiva suplente que costó el campeonato.
En segundo lugar, la mayor crítica es la falta de ambición a nivel deportivo. El rendimiento del equipo no fue malo. Compitió y se clasificó a cuadrangulares consecutivamente -cosa que no era habitual en Millonarios-, pero no se vio respaldado por títulos.
El balance en cuatro años deja tan solo una Liga, una Copa Colombia y una Superliga. A pesar de armar una buena base, esa falta de ambición no dejó que el ciclo se consolidara de mejor manera.
Finalmente, la participación en torneos internacionales fue pésima. En la Copa Sudamericana 2023 sumó 7 puntos de 9 posibles en las primeras tres fechas, pero después solo obtuvo 3 de 9, quedando eliminado en la fase de grupos en lo que era un grupo accesible. Además, se suma la bochornosa eliminación de la Copa Libertadores del 2024, sin ganar un partido y siendo últimos del grupo.
Lo mejor del ciclo Gamero en Millonarios
Lo más positivo fue sentar una base con canteranos y jugadores de jerarquía, con la que el equipo compitió semestre a semestre, unas veces más que otras, pero que consolidó un proyecto serio en el fútbol colombiano.
A esto se suma la llegada de jugadores relevantes a nivel local como Leonardo Castro, Álvaro Montero y Juan Pablo Vargas, que ficharon por el proyecto, cosa que no era común en un equipo como Millonarios.
Otro aspecto relevante es la venta de canteranos al exterior. Casos como los de Óscar Cortés y Carlos Andrés Gómez no eran un denominador común en el equipo. Por un lado, habla de una mejora en las fuerzas básicas y, por otro, económicamente el club cuenta con las posibilidades de recibir un rédito más adelante.
Un dato que no es menor es que antes del gol de Carlos Andrés Gómez en Eliminatorias ante Uruguay, el último gol de un canterano azul en Clasificatorias a la Copa del Mundo lo marcó Willington Ortíz. Esa es la magnitud del cambio.
Finalmente, fuera de lo deportivo, económicamente el club creció. Los hinchas tuvieron razones para acompañar en el estadio y comprar los artículos oficiales. Eso sí, esto no es nada para el proyecto y para el aficionado, si no va acompañado de una reinversión acorde al apoyo recibido.
Lo que hizo falta
El balance del ciclo Alberto Gamero es debatible, con mejoras en varias áreas como fuerzas básicas, consolidación de una base sólida y un buen rendimiento a nivel local, pero sin los títulos suficientes para calificarlo como un éxito.
A mí criterio, no aprovechó su mejor momento y se quedó sin la ambición necesaria para un segundo aire. Ahora Millonarios es responsabilidad de David González, un técnico joven y de proyección, que dará de qué hablar y seguirá con gran parte de lo hecho por Alberto Gamero.
Es complejo que un entrenador salga por falta de trofeos y sea reemplazado por uno que aún no ha sido campeón, pero González cuenta con más talentos y potencial que en ocasiones anteriores.
