Las burlas que recibía Cristiano Ronaldo cuando niño y lo hizo volverse el mejor

Es uno de los mejores jugadores de la historia y con unos números impresionantes. Más allá de la discusión si es mejor que uno u otro lo que casi nadie discute es su potencia física y lo trabajador que es para mantenerse muy bien. Esta cualidad la tiene desde que era muy joven tras críticas y burlas que recibía de personas que no confiaban mucho en él.

Como cualquier niño empezó jugando en las calles, nació en Madeira y a partir de los 7 años entró al CF Andorinha donde su padre era utilero. José Dinis Aveiro apoyaba a su hijo, iba a todos los partidos mientras que la mamá y hermanas de Cristiano eran apáticas al fútbol. En la cena José Dinis les contaba las proezas de su hijo, los goles que marcaba y demás. Ellas solo decían: “Ah, muy bien”.

Un día CR7 miró a las gradas y vio a su mamá y a sus hermanas: “Me sentí tan bien en ese momento. Significó mucho para mí. Algo cambió dentro de mí. Me sentí orgulloso. Me sentí protegido y querido. Como solemos decir en portugués, ‘menino querido da família’”, recordó el portugués en un escrito que hizo para ‘The Players Tribune’. Poco a poco las mujeres de la casa empezaron a interesarse más por el fútbol.

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Sin embargo, su papá tenía un gran problema y era la adicción al alcohol, algo que marcó a Cristiano para siempre. A los 11 años empacó y se mudó a Lisboa para hacer parte del Sporting, era solo un niño y lloraba día a día al sentirse solo y en una ciudad donde hasta el acento era muy diferente. Él respondió en el campo de juego: “¿Has visto lo que acaba de hacer? Es una bestia”, escuchaba decir a compañeros y entrenadores.

Pero no todo eran elogios, tras estas frases llegaban otras: “Sí, pero es una pena que sea tan pequeño”. Cristiano era muy delgado, no se sentía bien con esas palabras y decidió prepararse para complementar el talento con el físico. Tanto fue el poder de decisión que en las noches se escapaba de su residencia para ir al gimnasio: “No sé de dónde me viene ese sentimiento. Es algo que está dentro de mí. Es como una sensación de hambre que nunca se va”, también escribió.

Los que antes lo criticaban empezaron sorprenderse de su cambio físico. Las burlas volvieron cuando les dijo: “Algún día voy a ser el mejor del mundo”. Ni siquiera había debutado como profesional y ya lo pensaba. CR7 era recogebolas y además lo mandaban a tirar la basura que estaba recolectada en un carrito: “¿Cómo vas con el Ferrari?”, le decían los profesionales en tono de burla, pero con buena onda. “Tranquilos, voy a tener uno propio”, respondía el joven talentoso.

Finalmente debutó en el Sporting de Lisboa en 2002 con 17 años. Se convirtió en el mejor del mundo al ganar 5 Balones de Oro, sigue trabjando fuerte en el gimnasio y tiene una gran colección de carros entre los que hay varios Ferraris. Su mamá  por supuesto que volvió a verlo en cancha, pero se desmayó algunas veces por los nervios y los médicos le dieron tranquilzantes para cuando fuera a verlo. Alguna vez Cristiano le dijo a Maria Dolores: “¿Te acuerdas cuando el fútbol no te importaba?”.