Los antioqueños ponían sus ojos en los mejores jugadores del fútbol colombiano y no siempre salieron bien las contrataciones. En aquellos tiempos era común que a los futbolistas los despidieran por bajo rendimiento, pero no era común que buscaran asesoría legal.
John Charria creció en Candelaria, municipio del Valle del Cauca e inició su carrera en el América de Cali. Más adelante disputó varias temporadas con el Deportivo Pasto y en 2002 lo fichó el Tolima. ‘El Mago’ era un volante ofensivo y entre sus principales cualidades estaba la pegada de media y larga distancia. Charria no tenía problemas en cobrar tiros libres o tiros de esquina con la pierna izquierda o derecha.
Con el Tolima fue campeón en 2003-II y poco a poco se convirtió en uno de los jugadores más importantes del equipo. En el Finalización 2006 fue el goleador del campeonato con 11 anotaciones. De otro lado, a mediados de 2008 salió Oscar Quintabani de Atlético Nacional luego de haber sido bicampeón en 2007. Su reemplazo sería Gabriel ‘Barrabás’ Gómez y le trajeron buenos jugadores como: Jairo Palomino, Giovanni Moreno, John Charria y Carlos Rentería.
Atlético Nacional desembolsó 1.500 millones de pesos por Charria y era el llamado a conducir el equipo dentro de la cancha. Los verdolagas ocuparon el tercer lugar en el todos contra todos, pero en el cuadrangular semifinal fue último. Charria no anotó ni un solo gol en el semestre. Luis Fernando Suárez regresó al club antioqueño y esperaban volver a ser protagonistas peleando el título. Sin embargo, el entrenador no tuvo en cuenta a Charria.
El inicio fue catastrófico para Nacional al perder sus primeros 5 partidos. La Equidad, América, Junior, Quindío y Tolima fueron los verdugos. Una de las primeras decisiones fue separar del plantel a León Darío Muñoz, David Córdoba y John Charria el 27 de febrero. “Los jugadores entendieron la situación, saben que hay crisis y que había que tomar decisiones, el técnico del equipo estuvo de acuerdo con las determinaciones y el Comité seguirá evaluando partido tras partido”, dijo Víctor Marulanda, presidente del equipo.
A los jugadores no les veían una buena actitud en los entrenamientos. John Charria apenas había disputado 843 minutos con el equipo en dos campeonatos. Los líderes le pidieron a Marulanda que cambiaran de decisión: “Todos unidos pedimos el reintegro de los compañeros”, declaró Aldo Leao Ramírez. No sirvió de nada esto y los futbolistas siguieron entrenando aparte.
Un mes después de la suspensión los jugadores interpusieron una querella al Ministerio de Protección Social por acoso laboral, se realizó una reunión de conciliación y debieron volver a dejarlos entrenar en el primer equipo. Nacional no levantó cabeza y a finales de abril renunció Suárez. Charria tenía sentenciada su salida y una vez finalizó el campeonato lo cedieron al Pereira. También vistió las camisetas de Cali, Boyacá Chicó y Bucaramanga, aunque nunca se volvió a ser ni la sombra de lo que fue en el Tolima.