Muchos siguen sin entender que pasó ese día, era un momento del país donde se dudaba mucho de lo que pasaba en el fútbol. El árbitro tuvo una explicación para el error que involucraba su salud, algunos creyeron y otros no. Sin lugar a dudas este puede ser uno de los peores errores en la historia del fútbol mundial.
Abril 30 de 1989 y Santa Fe recibía al Deportivo Pereira en El Campín. Los rojos no pasaban su mejor situación económica y algunos futbolistas no quisieron jugar hasta que les pagaran. Sin embargo, el técnico Diego Edison Umaña pudo alinear algunos reconocidos jugadores como: Eduardo Niño, Manuel Rincón, William Morales, Wilmer Cabrera, Freddy Rincón, Armando “Pollo” Díaz y Héctor Sosa. De otro lado los “matecañas” al mando de Gerardo González Aquino buscaban mantenerse entre los 8.
Manuel Castro era un buen prospecto de árbitro de Norte de Santander y hasta ahora iba a tener su primera experiencia en la máxima categoría. Según el juez el clima capitalino le causó sinusitis, se le inflamó la cara y debió inyectarse un medicamento un par de horas antes del partido. Esto lo recordó en una nota para la Revista Soho. Para evitar suspicacias,en aquel momento se decidía el central y los jueces de línea por medio de un sorteo. Castro tuvo mala suerte y sacó la balota 1 que lo designaba como árbitro central.
A los 19 minutos, Héctor Sosa disputó con Hebert González un pase largo al área. El arquero Reynel Ruiz salió a achicar y tras un choque entre defensa y atacante el balón tomó camino al arco. González alcanzó a recuperarse y sacó el balón cuando apenas entraba al área chica, es decir, todavía estaba a unos 3 metros de la línea de gol. Néstor Macareo, juez de línea, no salió a correr a la mitad del campo y los jugadores por unos 4 segundos siguieron la jugada normal.
La sorpresa llegó cuando Manuel Castro dio gol inexplicablemente. El nortesantandereano un mes antes había tenido una operación luego de fracturarse el pómulo y el tabique nasal. Castro estaba muy lejos de la jugada y lo peor es que Macareo y Jhon Jairo Toro, el otro asistente, no le ayudaron y le permitieron tomar la decisión equivocada. El árbitro recuerda que la protesta de los jugadores del Pereira fue respetuosa en medio de todo el alboroto e incluso el técnico entró a calmar los ánimos.
El argentino Sosa, apodado “Rambo” por su pelo y parecido al personaje de las películas de los 80, en 2019 habló en “Del 1 al 11”, un podcast de Nicolás Samper y Christian Solano: “Yo te digo de corazón no lo vi, te juro no vi si ingresó o quedó en la raya del arco”. Rubén Bedoya, entonces defensa del Pereira, recordó que hasta algunos jugadores de Santa Fe le dijeron al árbitro que era un error, aún así, el “Pollo” Díaz lo presionaba para que mantuviera su decisión.
Algunos hinchas se marcharon del estadio, otros dieron la espalda y hasta propios aficionados de Santa Fe gritaron: “¡no fue gol! ¡no fue gol!”: Para 1989 el fútbol colombiano estaba bajo un manto de duda. Era una década donde el narcotráfico había permeado a casi todos los clubes y las jugadas “extrañas” y dudosas estaban a la orden del día. El propio Pereira tuvo como accionista a Octavio Piedrahita, relacionado con Pablo Escobar, y Santa Fe a Fernando Carrillo y Phanor Arizabaleta que hacían parte del Cartel de Cali.
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Didí empató el partido a los 36 minutos y el partido finalizó empatado. Manuel Castro dice que conforme pasaron los minutos se pudo adaptar a la altura y no tuvo más inconvenientes. “Estaba blanco, pálido al final y dijo ‘la embarré’”, recordó Sosar. Sin embargo, la versión de Castro es que todo transcurrió relativamente normal hasta que en la noche mientras comía en un restaurante pasaron la jugada y se dio cuenta de su craso error. El árbitro asegura que se puso a llorar y duró varios meses deprimido y encerrado en su casa.
Jamás lo volvieron a llamar y su sueño acabó rápidamente. El año terminó con el asesinato del árbitro el 19 de noviembre y un campeonato que fue declarado desierto. Probablemente lo de Manuel Castro fue una confusión de la línea del área chica con la del arco y seguramente terminó pagando las consecuencias de las dudas que con razón existían en el fútbol colombiano. “El gol fantasma también se lo muestro a mis hijos y no lo pueden creer. Me hizo famoso en todo el mundo”, Héctor Sosa.
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