Este delantero tenía una “imperfección” física que, para algunos, terminó beneficiándolo futbolísticamente. Era desequilibrante y vivió buenos momentos con Junior. Además, se dio el lujo de ganar el título de Copa América con la Selección Colombia y disputar la Copa Confederaciones.
La gambeta de ‘Garrincha’ lo hizo imparable y se consagró como uno de los mejores jugadores brasileños en toda la historia. De niño, le descubrieron que su pierna derecha era 6 centímetros más corta que la izquierda.
Es un poco extraño hacer comparaciones de este tipo, pero la misma dismetría en las piernas también la tuvo Eudalio Eulises Arriaga, más conocido como “Eulalio” porque alguien lo empezó a llamar así y, simplemente, le gustó más.
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“Las señoras decían que caminaba como un viejo, las chicas decían que caminaba así por agrandado. Una vez un jugador dijo que yo parecía como si estuviera cansado, no le presté atención a eso. A los 45 minutos él estaba pidiendo cambio. Otros decían tápale la coja, pero yo me salía por la otra”.
recordó Arriaga en una entrevista para El Heraldo.
César Maturana, hermano de Pacho, lo llevó a las divisiones menores de Atlético Nacional, pero se marchó a los pocos meses porque no le dieron ni estudio ni vivienda.

Eulalio jugó en varios clubes aficionados antioqueños, en la B con Industrial Itagüí y, finalmente, llegó a Envigado. El D.T. era “Barrabás” Gómez y comenzó a llamarlo “Garrincha” y “Cojo”. La pierna derecha de Arriaga era 3 centímetros más corta que la izquierda y, algunas veces, usaba una plantilla, pero no para jugar fútbol sino con los tenis o zapatos informales. “Barrabás” puso a debutar al “cojito” en 1995, que marcó su primer gol nada más y nada menos que a Óscar Córdoba, que custodiaba el arco escarlata, en 1996.
Arriaga le insistió a Gustavo Upégui, dueño de Envigado, que lo mandara a otro equipo y, en 1998, lo prestaron a Deportes Quindío. En lo futbolístico se destacó, aunque no la pasó del todo bien en lo económico. Finalmente, en 1999 encontró su casa, Junior de Barranquilla, club donde el ‘Garrincha’ original tuvo un fugaz paso en 1958. Sin embargo, su inicio no fue fácil y sufrió muchas lesiones que no le permitían afianzarse, casi se va al Medellín. Logró consolidarse y bajo el mando de Norberto Peluffo lograron el subcampeonato en el año 2000.

Su buen momento lo llevó a ser convocado para la Copa América 2001. Francisco Maturana eligió un equipo local en su mayoría. Delanteros como Faustino Asprilla, Juan Pablo Ángel y Hamilton Ricard quedaron fuera. A Eulalio lo usaron para rematar partidos y, ante Chile, en la fase de grupos anotó un golazo. Con la ’11’ en la espalda y en pleno Metropolitano se llevó a pura fuerza y velocidad a Pedro Reyes y definió con un potente remate. Arriaga no disputó la final en Bogotá, pero claramente, hizo parte de ese título.
“Después del título, cuando yo llegué a Barranquilla, no podía salir a la calle. Lo de nosotros fue histórico porque ganamos invictos, tuvimos el goleador y la valla menos vencida, es algo difícil de hacer” dijo en El Heraldo. Menos de un año después, Julio Comesaña lo echó de Junior junto a otros jugadores por indisciplina. Por eso, se marchó unos meses a Barcelona de Ecuador.
En ‘Marquinhos’, encontró el socio ideal. Compartió vestuario con el brasileño en Junior, Envigado y, también, en Quindío.

Tal vez, su mejor año fue el 2003, con Dragan Miranović. Eulalio regresó a Junior y fueron subcampeones del Apertura. Según el nacido en Turbo, el técnico serbio le enseñó muchas cosas y, además, vivió grandes anécdotas. Miranović los dejaba tomar 4 cervezas luego de cada partido y hasta les brindó un trago de su país. Maturana lo convocó para la Copa Confederaciones y allí no solo remató partidos, sino que fue titular ante Japón.
Arriaga jugó en Puebla (México), Danubio (Uruguay), Universidad de San Martín (Perú) y otros clubes colombianos. Con solo 32 años se retiró y muchos siguen recordándolo y diciéndole con cariño el “cojito”.