La imprudencia de unos hinchas y la falta de organización en las zonas de evacuación provocaron la muerte de más de 20 personas. Ese clásico vallecaucano había dejado grandes emociones en lo futbolístico pero al final terminó en una lamentable tragedia.
El miércoles 17 de noviembre de 1982 se jugaba la sexta fecha del octogonal final del fútbol colombiano. En el Pascual Guerrero se disputaba el clásico entre el América, que era líder, y el Cali que lo seguía a un punto. Willington Ortiz puso arriba a los verdiblancos pero antes del primer tiempo remontó la mechita gracias a Juan Manuel Battaglia y dos anotaciones de Juan ‘Martillo’ Penagos.
A los 73 minutos descontó Roberto Mosquera y puso emocionante el partido. Faltando 5 minutos la gente se preparaba para salir, especialmente los de las tribunas populares para tomar el transporte público. Ese día hubo cerca de 41.000 espectadores y se comentaba la denuncia del Deportivo Cali al Hotel Dann porque supuestamente varios jugadores tenían problemas estomacales a causa de la comida.
Mientras algunos hinchas salían de la tribuna sur, desde arriba algunos inadaptados comenzaron a orinar hacia la parte de abajo. En ese momento Amaro Carlos Nadal empató el partido y en medio de la confusión se presentó la tragedia. Unos aficionados buscaban salir para evadir los orines y otros volver a entrar al escuchar el grito de gol.
La estampida provocó la muerte de 22 personas, algunos afirman que fueron 24, y alrededor de 100 heridos. Entre las víctimas fatales hubo 7 niños y tres mujeres. En los barrios populares los habitantes se movilizaron para expresar su desconcierto, el alcalde Julio Riascos culpó a los inadaptados y se habló de una exhaustiva investigación.
Como generalmente ocurre en Colombia la tragedia acabó en la impunidad. No se identificaron a los que orinaron y las autoridades no asumieron la responsabilidad por la falta de zonas de evacuación y sobrecupo en el estadio. Los aficionados más adelante señalaron como responsables a un grupo de personas que acostumbraban a consumir y vender drogas en esa tribuna.
Lamentablemente eso quedó como “anécdota” del campeonato de 1982. Al otro día se realizó una misa en Cali donde asistieron algunos jugadores y el torneo continuó normalmente. A final de año el América conseguía el segundo título en su historia.