Cuando este miércoles se desarrollen las dos semifinales del Mundial Sub-20 Femenino 2024, me vendrá a la boca un amargo sabor: allí pudo estar Colombia, peleando por un lugar en la final, y con sobrados argumentos. Entre Japón, Corea del Norte y Estados Unidos, la Tricolor tenía para codearse y soñar en grande.
La ilusión desbordante se interrumpió antes de tiempo. Esta vez el villano fue Países Bajos, que con un temple de acero apeó a las locales del torneo. Las de Carlos Paniagua iban de menos a más en su fútbol y se aproximaban a igualar las semifinales del Mundial de la categoría en 2010. Aquella edición alumbró la primera proeza de las “Chicas Superpoderosas”.
De aquella generación guiada por la talentosísima y aún vigente Yoreli Rincón, que ponía los cimientos de una serie de logros notables para Colombia dentro del fútbol femenino, pasamos a esta generación prolífica que lidera Linda Caicedo Alegría. Un grupo de jóvenes futbolistas que, en su mayoría, había acariciado la gloria mundialista, perdiendo la final del Mundial Sub-17 en 2022 ante España.
La Selección actual tenía todos los condimentos para plantarse en otra final, esta vez en la categoría siguiente. Sin embargo, la falta de eficacia en un duelo en el que remató 24 veces (7 veces a portería) condenó al conjunto “cafetero” ante la atenta mirada de 37.382 almas, récord de la Selección Colombia Femenina como local en cualquier categoría.
Un Deja Vu desgarrador
Esta película ha sido vista una y otra vez. Cuando un equipo perdona por falta de pegada llena de vida a su rival, porque “lo que no te mata, te fortalece”. Países Bajos se trazó como objetivo hacer el partido largo y aferrarse a los penales. Con disciplina táctica, juego directo, y acciones a balón parado, las neerlandesas lograron su cometido, vulnerando por primera vez a Luisa Agudelo.
Orden ejemplar, oficio irrestricto y mentalidad inquebrantable. Esa fue la triada que metió a Países Bajos por segunda vez al hilo en semifinales. Una cuota vital le pertenece a su guardameta: Femke Liefting, quien supo revivir los viejos fantasmas de Colombia en los momentos bisagras. Cuando hay que ganar a punta de carácter, el espíritu “cafetero” se amilana y cae a merced de su rival.
“Colombia se va invicta, nos sacan en los penaltis. Creo que aquí hay jugadoras para el proceso que sigue. Es una generación que tiene mucho futuro, personalidad y jerarquía. Hay que seguir apoyándolas porque tenemos un potencial tremendo”, resaltó Carlos Paniagua posterior a la frustrante eliminación.
Evidente progreso
Es evidente que Paniagua tiene razón. Potencial hay de sobra. ¿Qué le falta a Colombia entonces? Si tomamos en consideración el Mundial Femenino Sub-20 de 2022, y este certamen, en el que más de 170 mil personas se agolparon en Bogotá, Medellín y Cali para arropar a las suyas, podemos asegurar que se ha visto una gran mejoría. Se cayó en la misma instancia, cuartos de final, pero de maneras muy disímiles. En 2024, Colombia supo llevar el peso de cada encuentro.
En los cuatros aspectos fundamentales del juego, la Tricolor ha dado un paso al frente. En el tema físico le aguantó las embestidas a selecciones potentísimas como Camerún, técnicamente se vio muy superior a Corea del Sur o Australia y tácticamente superó al único rival europeo que enfrentó, Países Bajos, y a una México acostumbrada a jugar estas citas (solo faltó a una: Tailandia 2004).
Quizá desde lo mental sigue estando la asignatura pendiente. Aquel gol en contra de la “Mona” Guzmán a ocho minutos de la culminación de aquella final del mundo Sub-17 o el tanto de Irene Paredes al 90+7 en los recientes JJ.OO. pueden ser un ejemplo de la frágil mandíbula de las selecciones colombianas, con numerosos brotes de talento, pero todavía mejorables en oficio.
Linda osadía
De los siete goles que marcó Colombia en el Mundial Sub-20, Linda Caicedo fabricó tres: convirtió dos y brindó una asistencia. No obstante, al margen de la frialdad de los números, está el calor de su fútbol armónico y absolutamente diferencial.
Jugando como extremo por izquierda y, sobre todo, como falso 9 en los últimos dos partidos, la del Real Madrid es un azote para los rivales. Se activa constantemente, encara, dribla, remata o asiste. Su año y medio en Europa le han moldeado de manera formidable. A la Linda regateadora de sus comienzos, se ha unido la Linda que suministra juego y ostenta una maestría única para el último pase.
¿Tiene margen de mejora? Sí, y en parte pasa por mostrar una cara más implacable frente al arco rival. Ante Países Bajos, Colombia pudo liquidar el pleito temprano. Linda contó con varias oportunidades, la mayoría autogestionadas. Por ello, los focos de la eliminación, irremediablemente, cayeron sobre la joven estrella.
Al margen de las críticas, Caicedo es una de las mejores futbolistas juveniles del mundo en la actualidad. De mejorar la definición en los cursos que están por venir, no tengo dudas de que tiene madera de Balón de Oro y Colombia podrá lucir con mayor seguridad el traje de candidata.
A nivel selección, los pasos se están dando a mayor ritmo que el crecimiento de la liga local. Por ahora, la ilusión se ha visto interrumpida. Mi deseo es el de muchos: que los organismos competentes puedan hacer todavía más para seguir acortando la distancia con la élite y que el anhelo de gloria deje de ser una quimera.