Carta abierta de Orianica Velásquez

Orianica,

Hemos compartido muchas experiencias en la vida y hoy quiero que recordemos esos sueños que tuvimos de niña. Aquellos que parecían inalcanzables en ese momento. Me llena de alegría ver que nunca los dejaste atrás, que te esforzaste y luchaste sin descanso para hacerlos realidad.

Recuerdo que soñabas con ser futbolista profesional, jugar en otros países y jugar en estadios grandes. A medida que crecimos, el fútbol se convirtió en nuestro mundo. A los ocho años, ya sabías claramente qué querías para nuestro futuro y el destino y tu determinación nos recompensó con el honor de vestir la camiseta más hermosa: la amarilla de la Selección Colombia.

Quizás, no contemplaste ser parte de la historia del fútbol femenino en nuestro país. Cuando nadie creía que las mujeres podían jugar al fútbol y hacerlo bien, llegamos junto a un grupo de chicas valientes a cambiarlo todo.

Aún recuerdo con amor esa sensación de entusiasmo que te daba al pensar en nuestro sueño de participar en una Copa del Mundo y conseguimos mucho más de lo que imaginamos. Fuimos a un Mundial y descubrimos que los sueños se hacen realidad con disciplina y esfuerzo. Aunque el camino fue difícil y, tal vez podríamos haber hecho algunas cosas de manera diferente, lo que viviste hizo posible que yo sea quien soy hoy.

En medio de todo esto, apareció un sueño inesperado, uno que nunca habíamos imaginado, pero que cuando lo descubrimos, nos deslumbró. Fue como entrar en otro mundo y tuvimos la suerte de ser parte de él, representando a Colombia en los primeros Juegos Olímpicos para el fútbol femenino.

Tuvimos etapas donde estuvimos tan concentradas en el entrenamiento y en los objetivos a lograr, que no disfrutamos del todo ese proceso. Esto es algo que aprendí del deporte y de la vida: debemos apreciar y disfrutar cada instante, porque cada experiencia y oportunidad nos deja un aprendizaje para crecer. 

¡Gracias, Orianica! Gracias por haber soñado tanto y por hacer posible la carrera que siempre deseé. Que siempre deseamos. Sin tu determinación y ambición nunca habríamos logrado ser dos veces mundialistas, ni dos veces jugadora olímpica o campeonas Panamericanas. Gracias a tu constancia, hoy soy una mujer competente en cada área de nuestra vida, me motiva hacer la diferencia y, seguramente, nuestra historia está inspirando a una generación para continuar este camino del que tú hoy eres parte.

Te sigo llevando conmigo, esa niña que ama y se apasiona jugando fútbol.

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Oriánica Velásquez