Carta abierta de Isabella Echeverri

Hola Isis,

Te escribo para decirte que hace poco me acordé de aquella niña que alguna vez soñó con ser la más “respetuosa”. Pasó tanto tiempo y tantas cosas en el medio, pero quiero que sepas que lo lograste. Antes de todo, me doy cuenta de que aprendiste la diferencia entre ser respetuosa y ser respetada. Hoy eres las dos.

Respetuosa porque la familia se encargó de enseñarte a serlo y respetada porque tú misma te lo ganaste con las cosas que hiciste gracias al fútbol. ¿Recuerdas que decías que era maravilloso? No te equivocaste. Créeme que valió la pena no dejar de jugar cada vez que te miraron feo o te dijeron algo porque eras la única niña jugando con un balón y no con una muñeca.

Fuiste feliz paseando por Medellín, yendo de colegio en colegio para jugar un partido. Ni te imaginaste que irías de país en país haciendo lo mismo. Te cuento que hoy, ya no es raro que las niñas jueguen fútbol, tampoco tienen que hacerlo solo con niños porque muchas más juegan y lo hacen increíble. Sé que tú nunca pudiste decir que querías ser como alguna jugadora importante porque no había muchas y las que había, no podías verlas por TV, pero ¿sabes algo? eso también cambió.

Hoy las niñas pueden soñar con ser futbolistas porque son tantas las mujeres que juegan, que ellas sí tendrán más de una referente, muchas ídolos. Qué lindo ¿verdad?

Ya casi son los Juegos Olímpicos y, aunque sé que de pequeña no soñabas ni pensabas que podías ir a unos, luego creciste y entendiste lo importante que eran; tanto, que hiciste de todo para poder entrar a esa lista. Recuerdo que cambiaste la posición en la que jugabas, dejaste de comer cosas que te gustaban y todo lo hacías pensando en ver tu nombre entre las convocadas. Hasta que llegó el día…

Ufff, ese día sentiste lo que era llegar a la cúspide y que todo lo que hiciste valió la pena. Qué afortunada fuiste, Isa. Llevaste la bandera de nuestro país y la mostraste con orgullo a todo el mundo. No te importaron los dolores que sentiste, no te importó que cada vez fueran más fuertes; siempre quisiste brillar en el fútbol y lo conseguiste siendo feliz.

¿Te acuerdas de ese dibujo donde estabas de primera en el podio? ¿Podías ver el futuro o qué? Lo hiciste realidad, te subiste a uno, ganaste la medalla de oro con Colombia y fue un sueño cumplido. Sabes que después vino un desafío muy grande, te atreviste a hacer algo muy importante y hay muchas niñas que hoy juegan gracias a eso. Cuando te dije que te volviste respetada, me refería a esto. Quiero que sepas que vivo muy orgullosa de ti por mantenerte fiel a ti misma y hacerlo con el corazón.

Qué afortunada eres. Qué afortunadas somos, mira en lo que nos convertimos y hasta dónde hemos llegado. Tuvimos miedo, pero lo superamos; sentimos mucho dolor, pero ya nos aliviamos. Ya no jugamos más al fútbol, pero seguimos creyendo que es el deporte más maravilloso y nos sigue llenando de alegrías. Todavía tenemos oportunidad de cambiar muchas cosas y estoy segura de que el fútbol seguirá siendo nuestro vehículo para hacerlo.

Isis, quiero decirte que todo valió la pena, si tú no te hubieras atrevido a soñar, yo no estaría donde estoy ni recordándote todo lo anterior. Estaré agradecida contigo eternamente.

Te amo, Isabella.